LA LITERATURA NORTEAMERICANA DE ROTH (HENRY) A ROTH (PHILIP)

El problema de ser autor de más de un 'blog' para una misma práctica de la asignatura de Tecnología de la información de la carrera de Periodismo (UM) --y más en unas fechas como fines de mayo, cuando el tiempo disponible se reduce y no se puede dedicar todo el que se quiere a perfeccionar trabajos particulares, porque lo que se tiene que hacer es llevar todos los dichos trabajos al mismo tiempo-- es crear la desconexión y perder el ritmo de actualización de esas bitácoras de las que tienes que encargarte.

Esta semana ha ocurrido eso mismo con mis dos 'blogs': «Un día volveré» y Voces de la «Tierra Dorada». Al tener que especializar la práctica del 'blog' en un tema que trabajásemos personalmente, elegí, como ya conté anteriormente en este mismo lugar, crear desde cero una nueva bitácora. Sin embargo, como esta semana hemos tenido que realizar una entrada bien distinta a nuestros 'posts' habituales sobre la temática optada por cada uno, para no perder a los usuarios que pudiesen estar ya habituados a la política informativa de Voces... opté por revivir momentáneamente la abandonada «Un día...» para escribir aquí el análisis de las dos 'webs' propuestas por el profesor Jaime Alonso: la de Médicos sin fronteras y la de Anesvad. Como también debíamos escribir una entrada normal, y no quería marear demasiado a nuestro profesor, he preferido esta semana dejar en barbecho el 'blog' sobre literatura judía norteamericana que es Voces..., pero hablar un poco aquí sobre la misma.

Digamos que el espectro de escritores que quiero abarcar con mi bitácora especializada en dicha literatura va de un Roth a otro Roth: de Henry Roth, quien publicó en los años en la primera mitad del siglo XX su obra maestra Llámalo sueño, hasta Philip Roth, quizá el más grande narrador norteamericano de la actualidad, y su más sólido candidato al Premio Nobel de Literatura.

En mi 'blog' hago un juego de palabras. Su título, Voces de la «Tierra Dorada», responde tanto a una tendencia de la literatura moderna y posmoderna de desarrollarse por medio de una multiplicidad de personas narrativas, así como se refiere al comienzo de la novela de Henry Roth, donde se identifica a Estados Unidos con una nueva Tierra Dorada.

Los artistas judíos que han dado al mundo sus obras desde Norteamerica van desde I. B. Singer a Saul Bellow, Arthur Miller, Woody Allen... El aporte a la cultura mundial de estos y muchos otros nombres no podría estimarse suficiente nunca. Esta realidad ha captado mi atención, y con mi bitácora quise rendirles un pequeño tributo a todos ellos. Admitiendo, además, que incluyo a escritores como William Faulkner, Susan Sontag o Toni Morrison que no responden a ese perfil de autores judíos norteamericanos, pero que sí conformaría con ellos una generación espléndida (y el adjetivo me resulta netamente insuficiente) de contadores de historias universales.