martes, julio 11

POETAS 'MALDITOS'

Llevo unas semanas desinteresado por escribir aquí, pero, como he tenido algo de tiempo para pensar en el año de universidad que acaba de irse, hoy vengo para recordar, de entre las personas que conocí (son las nuevas amistades lo que mejor sobrevino desde que entré a Periodismo), a 'Mike Leprossy', Marcelo 'Corleone' y Manu 'El Rey Lagarto'. Y los voy a recordar, sobre todo, por las conversaciones, las risas, las complicidades y las manos tendidas. Parafraseando al 'Don', como me dijo no hace muchos días, terminamos siendo una "banda de piratas". Y, si hay algo que amen los piratas, además del jerez y los doblones españoles, son las canciones y baladas descarnadas que inspiran la soledad en el mar, la libertad ganada a partir del destierro y una vigilancia constante y preventiva del horizonte.
En muchas de esas conversaciones, Miguel, Marcelo y Manu (irónicamente, las 'emes' de sus nombres también está al principio de lo que en un poeta es más un credencial que un demérito, la etiqueta de maldito) me dieron a conocer nombres que hasta entonces sólo me sonaban vagamente, o que desconocía por completo. Una constante de este año que empezó en septiembre-octubre y se esfuma ahora en julio ha sido la de familiarizarme con ciertos poetas 'malditos', españoles o no, que Miguel, Marcelo y Manu me fueron acercando. Los recuerdo en estos momentos a todos ellos, a estos tres amigos y a esos poetas de versos como epitafios. William Blake, Oscar Wilde, Truman Capote, Norman Mailer, Jim Morrison, Leonard Cohen, Bob Dylan (devenido en apellido e inspiración de Dylan Thomas, cómo no recordarlo también), Nacho Vegas... Sus palabras, en libros o discos, habían permanecido ajenos a mí hasta que me los presentaron formalmente --primero de forma introductoria, y luego en extenso--, estos tres acompañantes (aunque no los únicos) de los largos días en que estábamos de la mañana a la tarde-noche yendo a las dos facultades (o, cuando Miguel y yo estuvimos tantos meses empantanados con el CAP, cuatro facultades) en las que se repartía nuestra particular odisea de clases y horas indefinidas de cafetería o salas de ordenador. Casi nunca biblioteca. Así llegamos a febrero, y luego a junio; con apuntes impolutos predispuestos al subrayado más pronto y eficaz.
Repasando a los poetas enumerados, le debo particularmente a Marcelo el agradecimiento por haberme desvelado la existencia de Nacho Vegas. Prefiero decir que es músico a rockero, porque la música de sus palabras, de los versos de sus canciones, me han impactado como pocas cosas. En temas sueltos, o en los álbums que escuché de él, encontré pasajes difíciles de apagar en su eco. No hay que hacer mucho esfuerzo de memoria para que se decanten aquí algunos de ellos: "¿Querrás consentir a quien quiere vivir así, así, así ... como Sísifo? Empeñado en subir, para luego bajar por pendientes imposibles", "Reescribiendo la espiral de prometer hacerlo bien, de cometer un nuevo error, de no saber pedir perdón o pedirlo demasiadas veces", "Hagamos que todo empiece otra vez y termine con el polvo más triste del mundo" o "Tengo un ambicioso plan, consiste en sobrevivir". Aunque me quedo con una línea en la que concentra todo lo que puede decirse con palabras, sabiendo que éstas siempre son insuficientes: "Seré muy breve: te he perdido, y esto duele".
Considero a este cantautor un magnífico poeta, y en toda regla.
Saber de Nacho Vegas y los otros se lo debo a Miguel, Marcelo y Manu. Por eso esta tarde he vuelto a escribir, después del paréntesis, en este blog que tampoco puede ofrecer mucho más. Sólo intentar hacerles ver a ellos tres, y al resto de los que padecimos este curso 2005-2006 de Periodismo en la UMU, que la balanza sale positiva gracias a ellos.